viernes, 22 de marzo de 2013

Epìstola de un año entero que cambio mi vida


21 de marzo de 2013

Hola. Esta vez no estoy lleno de emotividad y euforia, porque pues, ya sabes, no han sido buenos tiempos, ¿no es así? Debería estar lleno de alegría, desbordando felicidad por cada poro de mi piel, pero no es lo que está pasando ahora, porque mi corazón eres tú, y dado que la tristeza te embarga y se lleva de mi vida esa sonrisa que me hace tan felíz, es tan claro y tan evidente que dentro de mi pecho hay demasiada tristeza, porque estoy lleno de ira y lleno de rabia, porque siento que no es justo que te haya pasado esto, siento como si la vida creyera que no es suficiente arrebatarnos a alguien más de nuestros brazos, y aunque nunca le conocí a él, aunque jamás llegué a verlo ni a cruzar palabras, él era una parte de ti que ahora se ha ido y lo que te lastima a ti, me lastima a mí, y lo que te hiere a ti me hiere a mí, y lo que te causa tanto dolor, se roba mis fuerzas sin lugar a dudas, porque eres tú quien me hace fuerte, quien me llena de valor, quien me hace hombre y me da la potencia de seguir adelante, pero esa potencia ahora se volvió impotencia y siento dolor, dolor de que no pueda estar contigo, dolor de que no pueda darte mis hombros, dolor de no poder secar tus lágrimas, dolor de no poder ayudarte a salir adelante con todo esto, porque aunque no siento temor ni debilidad ante la enorme distancia y el tiempo que nos separa en este momento, es cierto totalmente que no son mis palabras las que te darán fuerza, y es cierto que no estoy a tu lado para poder abrazarte y consolarte, y mientras más pienso una y otra vez que no son mis brazos los que te rodearán en esos momentos amargos y difíciles de debilidad en los que te sentirás tan vacía y seguramente te alejes del mundo, te encontrarás en algún momento de esa depresión que necesitas una mano que te ayude a salir de ese mar de lágrimas, y cuando creas que todo ha acabado, esa mano te sacará de allí, y eso es lo que odio de todo esto, eso es lo que detesto de todos estos desafortunados accidentes de nuestras vidas, porque no sólo perdemos a los que más amamos, sino que siento que al no ser mi apoyo el que esté contigo en todo este tiempo por venir, simplemente te voy a perder, porque sí, es cierto, en algún momento te darás cuenta de que ya no puedes más con esto tu sola, y descubrirás que no estás sola, y abrirás tus brazos para que aquellos cercanos te reciban en los suyos, pero ninguno de esos brazos serán los míos, y detesto que sea así, porque es claro que al final te perderé y entonces recuerdo que nunca te tuve realmente. Pero no es eso lo que más me importa ahora, porque mi promesa de amor no muere con el hecho de pensar que nunca serás para mí, porque si te amo es precisamente porque tu sonrisa es lo que me hace felíz, verte felíz es lo que me hace felíz, y aunque al final llegase a tener que resignarme, tu sonrisa será lo que me devuelva a la vida aunque nunca pueda volver a ser completamente felíz, definitivamente te amo y eso no lo cambiará nada jamás, y lo prometo porque sé que no cambiará, así que ahora en este preciso instante sonrío levemente a pesar de la tristeza que me corroe el alma porque es una de esas cosas redundantes que me caracterizan, porque aunque para ti no exista redundancia alguna, para mí la hay: ni siquiera sé por qué prometo algo que mi corazón sabe que es absolutamente seguro… Te amor ahora como lo he hecho desde hace mucho, y me da mucha pena tener que decírtelo, pero debo hacerlo: esto tuvo un inicio, pero no tendrá fin jamás.



Gracias, esa fuerza que me diste está ahora en cada una de las palabras que leerás en esta carta, la he escrito en la noche del 21 de marzo, a menos de dos horas de la media noche en la que será oficialmente nuestro primer año de estar juntos sin importar el tiempo y la distancia. Sí, ya me lo hiciste saber, definitivamente no leías mis cartas en el blog en las fechas en que cumplíamos meses, ni siquiera aunque te enviaba mensajes avisándote en qué momento del día estaría publicada la carta, pero este es mi corazón, no me detiene aunque me haya entristecido un poco que no las hubieras leído, porque aunque fueron cartas al viento, pudiste leerlas en algún momento y continúo manteniendo la fé en que algún día puedas leerlas.


Mi amor, la vida continúa, llora, no te pido que dejes de hacerlo, pero no lo hagas sóla, tampoco e pido que no te escondas del mundo, que te alejes, ni que evites el contacto con las personas, después de todo necesitas tu tiempo para volver a encontrarte contigo misma y comprender que la vida es tan corta como cada segundo que comprende el hilo del tiempo. No podemos predecir cuánto va a durar ni cuándo va a terminar, pero tenemos esperanzas, tenemos sueños, tenemos ilusiones, las personas van y vienen por la vida, y las cosas que dejan en nuestro camino, esas huellas imborrables que se quedan ahí marcadas en nuestros corazones son el legado de su existencia, son la promesa de que algún día volveremos a verlos, de que algún día volveremos a estar todos juntos. Tómate tu tiempo, llora tanto como puedas, pero respira, rápido, hondo, sin pausa, siente el dolor y siéntete viva como jamás lo hiciste, porque tienes que recordar cada momento al lado de esas personas que nos dejaron, de aquellos que te dejaron para irse con Dios, hazlo, no te detengas, piensa con cuidado y recuerda con cautela… ¿Ya lo hiciste? ¿Recuerdas todas aquellas cosas que vivieron juntos? ¿Dime qué tan nítidos han sido tus recuerdos como para darte cuenta que hubo más personas en esas imágenes que llegaron a tu mente? ¿Pudiste ver a aquellos  junto a ustedes? ¿Notaste todos aquellos que estuvieron cerca de ustedes? Sí, amor, hubo más personas en cada uno de esos momentos, y todos ellos forman parte de tu felicidad, y aunque en este momento estás de duelo, tienes que recuperar tus fuerzas para volver con ellos, porque la vida es corta, y tienes una felicidad que alimentar, un corazón que hacer fuerte, una vida que hacer digna. Sí, se han ido, y son irremplazables, pero hay muchos que aún continúan aquí. Vive por ellos, vive para ellos, hazte felíz y sean todos felices, la vida es tan corta que no te das cuenta que mientras le niegas tu sonrisa a otras personas que te aman y las haces entristecer por eso, alguien más podría estar cerca, muy cerca de irse para siempre. ¿Dime entonces si ahora que piensas en estas palabras que te digo no sientes deseos de salir corriendo a buscar a esas personas que te hacen felíz? No importa que vean tus lágrimas unos minutos o muchas horas seguidas, sus brazos estarán abiertos para ti, aliméntate de sus fuerzas, aliméntate de su amor, porque ellos están ahí para ti y al mismo tiempo te necesitan. No lo olvides. No sé cuánto tiempo te tome leer esta carta y darte cuenta de todas estas palabras. No sé si ya estarás recuperada para cuando la leas o si aún seguirás de duelo, pero sé que en este momento de tu vida en que yo me siento felíz de que haya pasado un año maravilloso a tu lado, tú atraviesas un momento tan difícil que no hay lugar ni en tu mente ni en tu corazón para mí y, ¿sabes algo?, lo entiendo aunque me ponga un poco más triste y airado de lo que ya estoy, confío en que saldrás adelante y que recuperarás tus fuerzas una vez que recuerdes que los que aún tienes a tu lado, que te aman y te hacen felíz siguen ahí esperando por ti. Ve corriendo por ellos y abrázalos, lo necesitan, ellos y tú.



Mil y mil gracias, no sé qué más decirte porque lo más importante en este momento no es lo que me hace felíz sino lo que te sucede en este momento, sólo quería que supieras cómo me siento y que supieras todo lo que necesitaba decirte pero que la nostalgia y la tristeza se comen de mi voz. Esta es la parte que jamás calculé de mi lucha por tu corazón, lo que jamás imaginé ni ví venir, porque nunca pensé que la vida nos golpeara tan fuerte, en especial a ti. Aún lo creo, y nadie me va a sacar de esa manera de pensar y ver las cosas, que pasarán tantas cosas en este tiempo que estaremos separados que no seré yo quien esté ahí para apoyarte con mis brazos y mis piernas, con mis ojos y con mi voz, solo puedo confiar en mis palabras inmortalizadas en estas cartas que no sé si seguirás leyendo. Pero dicen que la fé es lo último que se pierde… No me importaría perder la esperanza, con tal de no perderte a ti.



Sí, estoy triste, pero seguiré al tanto de ti y de tu evolución. Jamás te dejare sola, nunca te abandonaré por nada ni por nadie. Yo nací para amarte, solo tú me haces ser totalmente felíz y ya no puedo concebir un mundo sin tus besos, sin tus abrazos, sin tu voz… Te amo mi mujer, mi niña, mi mejor amiga y mi cielo. Mi todo. Seguiré luchando hasta el final o simplemente hasta el día en que me pidas que me aleje de ti. Hasta entonces, tienes que estar segura que nada más va a detenerme. Pero, siendo sincero, no creo que tú puedas aunque me lo pidas porque mi corazón no contempla la idea de ninguna forma, así que prepárate para un amor de verdad, porque esto no va a acabar jamás. Te amo mi princesa.


22 de marzo de 2013

Hola. Este fragmento de la carta la he escrito unos 30 minutos póstumos a la llamada que te hice. Quería escuchar tu voz en esta fecha que es tan especial para mí pero no sé, a veces siento y de hecho alguna vez llegaste a decírmelo, que para ti una fecha no es tan importante, que las cosas hay que decirlas siempre, no sólo en dichas fechas. En todo caso, yo soy muy especial y detallista con las fechas y pues hace un par de días que me peleé con una de mis mejores amigas precisamente por este tema, porque yo siempre me acuerdo de los demás en sus cumpleaños y demás fechas especiales, pero casi nunca la gente se acuerda de mí en las fechas especiales, y pues la verdad ya no quiero serlo más, ya no quiero ser más ese tonto que llama y llama sin recibir una llamada a cambio en esos días en que desearía que los demás recuerden que lo importante no fue esa fecha, sino lo que pasó en esa fecha. No te llamé con la intensión de darte las gracias en la llamada por el año tan maravilloso que he tenido a tu lado, eso sobra, sabes que de eso se trataba, no tenía por qué decirlo pero juraría que no lo recordabas y de ser así no te culpo, siempre sucede contigo. Sólo quiero decirte que ya no va más esa parte de mí, que ya me cansé de llamar al mundo en fechas que al parecer sólo son importantes para mí. Me pediste que te llamara en fechas especiales, y así será, pero ya no te llamaré más cada 22 de cada mes. Sobran las palabras y sobran mis deseos de escuchar tu voz y de sentirte cerca, pero al fin y al cabo esa parte de mí se ha decepcionado porque en mi cumpleaños ni tú ni mi mejor amigo recordaron llamarme, ni siquiera notaron que se trataba de mi cumpleaños, e incluso hasta mi madre lo recordó milagrosamente durante la noche. Todo el día pase desapercibido para el mundo, mis amigas que trabajaron conmigo ese día lo recordaron durante la tarde. Antes la gente recordaba mi cumpleaños, y eso me hacía sentir algo especial, importante para ellos y ellas, pero los tiempos pasan y las personas cambian, y no quiero quedarme aquí estancado toda mi vida esperando que algún día vuelvan a recordar que de alguna manera soy importante, porque quizás sólo me estoy dando atribuciones que ya no existen para ellos. Por eso, hoy, después de escuchar tu voz llegué a casa a darme una ducha y ví que esa parte de mí ya no va más. Que te amo y pienso en ti cada día, pero a partir de hoy, dejaré de esperar de los demás cosas que sólo existen en mi imaginación. Después de todo, he regresado a ser sólo tu mejor amigo, el que siempre te ama y el que te amara por siempre.


Te amo, mi dulce niña. Espero que tus lágrimas sequen pronto, hay dos ángeles en el cielo que se entristecen cada vez que te ven llorar.


 

DIARIO DEL LOBITO ENAMORADO Copyright © 2011 -- Template created by O Pregador -- Powered by Blogger