sábado, 22 de diciembre de 2012

Confesiones de un 19 de noviembre


Hola mi amor, ¿cómo estás? Espero que estés muy bien. Me la he pasado entre pensamientos y suspiros, la verdad es que la vida antes de confesarte cada sentimiento que despertaste en mí desde hace ya mucho rato ha vuelto. No sé cómo imaginar que todo este mundo de ayer que se coló en mi presente es en definitiva mi presente. Cuando me senté a escribir esta carta estaba tan anonadado en mis pensamientos, en lo aburrido que transcurre el tiempo cuando no te siento a mi lado, recuerdo lo fascinante que fue todo y recuerdo lo fascinante que deseo que siga siendo.

Hace trece meses todo era distinto, mi vida apuntaba en otra dirección y yo sentía, sabía y sé que de haber seguido en él tal vez no hubiera sido una mala vida, quizás fuera buena, quizás sería grandiosa, pero no sería felíz, no puedo serlo sin ti. ¿Abrazarme? ¿En qué estabas pensando la primera vez que lo hiciste en el colegio? No recuerdo sinceramente cuándo ni cómo fue la primera vez que me abrazaste, la sensación paradisiaca que se produjo en cada rincón de mi ser me convirtió en el actual esclavo de tus brazos y de tu cuerpo. Sólo los idiotas como yo terminan por descubrir que se han enamorado después de tanto tiempo que pasó, de tanto que crecimos separados y de haber perdido todo aquello con lo que siempre soñamos.

No, no lo pensé, ni lo imaginé, no lo creí ni soñé con que fuera real, estar contigo de esta manera no fue algo que hubiese esperado porque siendo sincero, jamás imaginé que mi mejor amiga de toda la vida, y mi primera amiga de hecho, llegara a sentir amor por mí. Un beso. Un beso lo cambió todo, yo quería recuperar todo el tiempo que perdí por ser un cretino despiadado. Te conocí finalizando el décimo grado, así que en realidad solo pude estar cerca un año, año que fue desastroso. Quería recuperar ese año perdido, como tu mejor amigo, y sí, estoy enamorado de ti y no pretendía otra cosa más que estar cerca de ti aunque no fuera posible como algo más, ya estaba resignado a haberte perdido desde mucho antes de que supieras todo. Este año me devolviste la fuerza y sentí que ese año que hice pedazos pudo recuperarse, que el tiempo retrocedió y pudimos ser los chicos de hace cinco años y que todo lo que quería hacer y decirte sucedió como mi corazón me mostró que debía ser, pero el corazón me mostraba muchas cosas más. Siempre supe que soy tuyo, y quería que lo supieras, y quería que me sintieras tuyo, y debo estar loco al decirlo aquí donde todo el mundo lo sabrá, pero dos mejores amigos que finalmente estaban enamorados y que por primera vez hacían el amor en todo el sentido y significado de su trascendencia era y sigue siendo algo que me llenó aún de más fuerza porque son cosas tan sólidas y especiales que siento que pude clavarme en tu cuerpo, en tus huesos, en tu corazón y siento que todo tomó su curso. Si no fuera tu mejor amigo no estaría hablando sólo de mi vida y de mis sueños, hablo y veo todo también a través de tu vida y tu corazón. Créeme, oigo el resentimiento en las palabras de mis mayores y mis familiares, mi madre, mis tías, amigos que ya han vivido toda una vida, y sin importar que hayan tenido hijos maravillosos, sin importar que tuvieron todo lo material con lo que siempre soñaron, nada, absolutamente nada pudo llenar ese vacío en sus corazones, porque el mundo le enseña a sus hijos a vivir una tradición, de crecer, trabajar, hallar una buena mujer, tener hijos, tener un hogar propio, ser padres, y morir; con algo de buena suerte esperan que alguno de los dos se enamore del otro pero eso, eso es lo máximo que puede pasar. Yo siempre supe y tuve muy claro desde niño que no pasaría el resto de mi vida al lado de alguien a quien no amaré y crecí con el deseo de que alguien pudiera amarme, que pudiera ver todo lo que hay en mí y no se fijara en las cosas tan estúpidas como lo son las cosas materiales, porque los sueños se sufren y se luchan juntos y eso es lo que le da el valor a todo lo que se consigue en la vida con amor, no lo da las etiquetas que llevan sino el amor con el que se superan y se alcanzan los ideales. Es cierto, soñaba con encontrar a la mujer de mis sueños y soñaba con que ella me amara. Habiéndote perdido entenderás que nunca lo esperé, y mucho menos con el hecho de que aunque para ti la edad es algo importante, para mí nuestras edades son lo de menos. Te amo, y sólo quiero estar contigo y sólo pienso en ti y en nadie más que en ti, y las cosas que los demás puedan pensar no me importan para nada, cuando no estás aquí te llevo en mi mente a cada instante, nada más que tu existe, y cuando estoy contigo nada cambia, todo sigue siendo igual: nada más que tu existe. Sólo somos tu y yo. Y retomando el tema de nuestras edades, no siento que seas dos años mayor que yo, ¿sabes?, eres una niña muy consentida que se camufla bajo toda la madurez que ha tomado durante toda su vida, pero yo conozco esa niña, la consentida, la mimada, la que llevas dentro y no sabes lo feliz que soy con ella, contigo.

Este mes todo lo que pudimos hacer para sentirnos un poco más cerca el uno del otro fue hablar por celular por unos siete minutos, creo.  Diablos, esto del caminante y la montaña tenía que llegar tarde o temprano. Es algo desesperante para mí, te extraño a cada minuto y me voy a la cama deseando que aparezcas en mi habitación de sorpresa como si nada y me digas que todo ha sido una pesadilla, que me quedé dormido en la cama por espacio de diez o quince minutos, que no tuviste que marcharte, que sigues aquí. Me estoy muriendo por tocar tu piel, por sentirte, por acariciarte, por besar tus labios todo el día y toda la noche, por hacerte el amor como si cada día por venir fuera el último de nuestras vidas.


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